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Molida

Extenuada. Fatigada. Agotada. Rota. Hecha piscos, polvo, migas; para el arrastre. CANSADA. Pero así, con letras mayúsculas, es como me siento hoy; vegetando con mi ordenador en la cama. Y es que en los últimos días no ha habido tiempo de parar, y el frío cansa, y han sobrado los ruidos nocturnos que han derivado en una privación acumulativa de un sueño reparador. En cualquier caso, no ha habido demasiado tiempo para esa enfermedad del ánimo llamada aburrimiento.

El jueves fui a dar un paseo con Yannick y su amigo Rolf /gholhf/ por la Business School de Copenhague (CBS), que al parecer organiza una fiesta todos los jueves; con cerveza relativamente barata en la Happy Hour, que acaba, si no me equivoco, a las 9 pm. y música desde las 10.00. En cualquier caso, el ambiente no nos terminó de convencer; así que quedamos con Dante y Virginia, que estaban por Norreport en un bar con música en directo, organizado con motivo del Festival de Jazz. Acabamos tomando cañas en Norrebro, que siempre tiene sitios interesantes por los que perderse, entablando conversaciones de alto nivel intelectual sobre la ropa interior. Después tocó volver a casa, y tras largo rato esperando la guagua, ateridos, decidimos pagar un taxi a medias y descubrimos que había una huelga y que podíamos recuperar nuestro dinero en nosequé sitio con nombre raro («raro» es traducible por cualquier palabra en danés).

Y hablando de Norrebro, no hace mucho mientras iba en la guagua, escuché una conversación muy curiosa. La persona en cuestión, que tenía toda la pinta de ser una transexual de procedencia árabe, había pagado un mes en un pequeño estudio porque los dos matones con los que iba no le habían proporcionado un techo donde dormir. «I paid because the landlord put me under pressure. I was scared»; decía ella, arqueando sus cejas súper depiladas y gesticulando exageradamente. Los matones, por su parte, le recriminaban que se gastara ese dinero y le preguntaban si no podía dormir acaso en la cocina de no se qué otra persona; que ella no tenía que vivir en su propia casa. En fin; tufo a mercado negro y explotación sexual.

Llevamos semanas prorrogando el momento de ir al cine a ver «The black swam» (El cisne negro), que a tooodo el mundo le gusta, que si el director es muy bueno… Pero es que el cine en Dinamarca cuesta alrededor de 80-90kr (10-12 euros). Así que ahora nuestra afición favorita es ir a la biblioteca a coger prestados DVD’s y a lo tonto ya hemos visto: «The Rosemary’s baby», «Tootsie», «Let the right one in», «The myst», «The Servant», «Brazil», «The man who wasn’t there»… Después de esto voy a hacerme una experta en cine.

El sábado descubrí que en Dinamarca es legal joderles la noche a los vecinos; y lo hice con un ejemplo práctico. Decidimos no salir, porque no había plan barato. Estaba el Insomnia Tour, que consiste en organizar una fiesta cada día de la semana durante 7 días en una discoteca distinta y bombardear los Facebooks de los estudiantes internacionales para que vayan; pero todas las fiestas pasaban de los 10 euros, sólo la entrada; sin consumición incluída. «Well, let’s take a rest and let’s do something tomorrow morning», dijimos. Rest, y una mierda. Desde las 10 de la noche hasta casi las 6 de la mañana mis estimados vecinos de arriba hicieron una fiestota, con música pastillera que hacía que, aún con tapones, orejeras, cojín y manta sobre mi cabeza, corriendo un severo riesgo de asfixia, sintiera la música en todo mi cuerpo por la vibración de la cama. Ni un sordo podría dormir en esas condiciones. Y cuando, casi al alba, la música paró; tuve una fuente natural de sonido imposibilitándome el sueño: Ronquidos.

Contra ese maravilloso sonido que son los ronquidos del ser amado poco puede hacerse, más que acostumbrarse una; lo que me sorprende es que contra los vecinos juerguistas tampoco puede hacerse mucho; porque es legal. Pasaron por mi mente tantos días en Madrid cuando, sábado a medianoche, los vecinos se ponían quejaban por el supuesto jaleo que armaban cuatro o cinco personas, por el simple hecho de beber y hablar; sin música. He dejado una nota en el piso de arriba, suplicando un aviso vía email, a ser posible en inglés, antes de la próxima fiesta; al menos así podré escapar con el rabo entre las patas y buscar cobijo nocturno en otra parte.

El domingo por la mañana, a pesar de un estado semizombi, decidimos llevar a cabo nuestro plan: visitar la Ny Carlsberg Glyptothek; un museo con piezas de culturas antiguas del mediterráneo, momias egipcias, esculturas clásicas y modernas, pinturas y un bonito «winter garden» con plantitas, esculturas y algún laguito artificial con peces de colores; como los de los restaurantes chinos. Este lugar tiene una característica no muy usual aquí en Dinamarca; es de acceso gratuíto aunque, eso sí, solo los domingos. En este museo se mezclan cabezas de antiguos romanos con grabados en piedra del antiguo Egipto; esculturas de Rodin como sus famosos «El beso» o «Los burgueses de Calais» o representaciones de un pequeño Mozart tocando el violín; momias y cuadros de Van Gogh; bailarinas de Degas y tiernas pinturas de Berthe Morisot.

Esta entretenido. Además, tiene una terraza (aunque ahora está cerrada) que supuestamente ofrece una buena panorámica de la ciudad de Copenhague. Lo que sí que no se es si todas, o sólo parte de las obras que se exponen son originales; aunque la relevancia de esto sólo depende de si una toma o no en consideración o no el concepto de aura.

El lunes tocó ir a la RUC, esa universidad que está allá donde Cristo perdió la chancla. Fui con mi grupo de project: una francesa, una danesa y un brasileño, a hablar con Mercy, una de las coordinadores que se nos ofrecen para supervisar nuestro trabajo (porque son los alumnos los que deciden quién les va a controlar). Mercy es una mujer con una presencia increíble; es negra, lleva la cabeza calva y cuando habla usa un potente tono de voz y gesticula bastante. Al final, nos ha convencido y ya tenemos tema de proyecto definido. Desechamos «El rol de las redes sociales en la revolución de Túnez/Egipto» y nos vamos a poner con las estrategias para comunicar la RSC de las empresas; y compararlo con lo que de verdad hacen, con su ética social. 15 ECT (3 asignaturas de la complu) por 60 páginas de proyecto, entre cuatro personas, en un semestre entero. No está mal, ¿verdad?.

Obra que ilustra el cartel: "When a country falls in love with itself"

Y ya para terminar este post tan dilatado, decir que ayer, por fin, fuimos Yannick y yo a Lousiana, un museo de arte moderno muy chulo. A arte de objetos de arte completamente distintos a los que estamos acostumbrados, el sitio está situado al lado del mar, con un montón de juguetes de viento; y es muy agradable ir a dar un paseo o sentarse en la cafetería, al lado de la lumbre y siempre a la luz de las velas, y tomar un cafetito mientras se ve el atardecer en los jardines.

El problema: está en Humlebæk, muy lejos, y el tren sale una pasta (unos 15 euros desde CPH); aparte de las 95 kr de la entrada (12 euros). Por suerte, no pagamos todo lo que debíamos por el tren y no nos pillaron porque iba a reventar de gente; y por suerte también contaba con una copenhague card de las antiguas que me cedió María, de esas que se borra la fecha con quitaesmaeltes sin señales aparentes; y luego conseguimos transformar, en una de las mejoradas copenhagen card (en las que se borran las casillas blancas si se frotan con acetona), el 16/01/11 en 08/02/11, por lo que ambos, Yannick y yo, conseguimos entrar gratis.

Después tenía una cita con Virginia y Diantha, una amiga de la mentora de María (que ahora está de Erasmus en Barcelona), pero la chica no pudo ir y Virginia y yo no encontramos el lugar al que pretendíamos ir: un café en Blågårdsgade donde cada martes un grupo de gente cocina y vende comida al módico precio de 20 kr (unos 3 euros). Al final acabamos tomando una cerveza y compartiendo un plato a 100 kr en un bar pseudoalternativo, de esos con comidas del mundo, tofu y salsas exóticas, tentadas, al menos yo, de salir corriendo por la puerta contigua y experimentar que se siente al hacer un «Sinpa».

Y antes de pulsar «publicar», les dejo el título de una de las obras de Lousiana; BE THE FIRST TO SEE WHAT YOU SEE AS YOU SEE IT. (Runa Islam)